Somos nubes. Vamos y venimos. Cambia nuestra forma, nuestro estado. Somos nubes navegando por el cielo. Dependemos del viento.
Vientres blancos henchidos de luz, panzas grises amenazantes. Remolinos destructores o blanda lluvia.
Pero a merced del viento.
Vosotros, queridos ausentes, sois nubes. Yo soy nube.
En un momento estamos, después ya no.
Y el cielo permanece como un escenario inclemente y armonioso.
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