Es así. Valor y pérdidas. Incertidumbre y paz. Ruido y furia pero también música. El tenso equilibrio de un trozo de vida.
Durante este corto tramo de tiempo he perdido un ser muy querido. Le acompañamos en el tránsito y fue bueno así. Una muerte contemplada como parte de la vida, acompañada de cerca. Vivida con amor.
También viajé a la ciudad riente del río Arno y contemplé la caída del sol mientras se oía la música de voces extranjeras. Y comí charlando y paseé sin rumbo entre pulseras, túnicas, bolsos y pañuelos de colores.
Me sumergí en las personas y sus historias y escuché con el corazón. Y no me fueron ajenos. Decidí abrir mi trayectoria de manera que confluyeran otros caminos. O sea, instruirme en la mejora mía y de los otros. O eso intento. Humilde, sencillamente.
Y así sigue la vida. Aquél que se fue llama a su compañera. Con voz tintineante desde el otro lado de las nubes. Y ella languidece en una cama de hospital. Rodeada de todos nosotros, una vez mas llamados a acompañar el paso del río. Solo la respiración la une, en finísimo hilo, con la vida. Y nuestras manos. Su calor que se va y el nuestro que permanece.
Demasiada pena si no hubiera música. Demasiada pena si el sol no estuviera ahí para recordarme lo otro. Que somos eso: Valor y pérdidas y que un trozo de vida es vida porque es así, cabe todo.
Imaginaba que el silencio tenía un motivo. Siento la pérdida.
ResponderEliminarNos queda el recuerdo de lo compartido.
Un beso.
de la muerte lo único o lo más rescatable es que la vida haya sido intensa, debida
ResponderEliminarhubo una vez en que un sueño me dijo que la muerte, si acompañada del amor de los que amamos, es menos
Es menos muerte, pues. Gracias por las palabras.
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