Al fin llega lo mejor de todo, los acabados.
Tras las grandes tareas, pasamos del esfuerzo físico a la habilidad manual. Psicomotricidad fina que descansa nuestra mente y nuestras manos.
Barnizar un mueble es dar segunda vida, revivir su aspecto.
Mientras tanto, descubro cuán complementarios somos. Yo barnizo sillas en el patio mientras él rellena, apaciblemente, un pollo con cebollino y otras cosas, mientras tararea una canción.
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