En una de mis incursiones por la red, buscando, como siempre otra cosa, he hecho un hallazgo que, muy probablemente, cambiará mi uso del tiempo libre.
Se trata de una forma de costura japonesa, el "sashiko", que consiste en unir pedazos de tejido con una simple puntada de hilo grueso de algodón.
Lo que más me gusta es que se utilizan trozos de prendas usadas y retiradas. Es como enaltecer aquello que ya no sirve y darle algo más que una segunda vida. Convertir retales y prendas viejas en materiales de suma importancia para una labor cuya confección puede durar años y cuyo resultado permanecerá mucho tiempo.
Una vez más, el efecto serendipia hace coincidir este encuentro con un momento de revisión de contenidos en los cajones del estudio.
Andaba yo preguntándome para qué acumular tantos trocitos y retales y ahora tengo la respuesta. No he de comprar nada más que el hilo. Ahí me he permitido hacer una versión sustituyendo el hilo crudo japonés por un algodón fucsia (de hilvanar) que refresca y colorea el resultado.
Una labor larga, nada compleja pero laboriosa.
Para pensar mientras. O no.
Simplemente ver pasar la aguja y el hilo por múltiples colores y texturas. Después unirlos todos. Aquella camiseta, el vestido de... la camisa que quedó inutilizada, el trozo zurcido, el decolorado, el imperfecto.
Como un tapiz con el relato de historias de nuestra vida.
Me encantaría sentarme contigo y hacer sashico. Y utilizar el hilo fucsia, el "refrescante".
ResponderEliminarAdemás hoy en Galicia hace un día para eso.
Pues cuando vuelvas de la nieve y el frío nos ponemos a ello. Un beso.
ResponderEliminar¡Como envidio tu paciencia y tu arte con las agujas y los tejidos! mi madre que aun es más orientalmente perfeccionista que tú, babearía con esas puntaditas tan bien dadas y esos colores tan bien encontrados. ... Para mi próxima vida.
ResponderEliminarPara mi es terapia ocupacional, ya sabes; mantener las manos ocupadas mientras la mente divaga... o no.
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