Un
puñado de circunstancias: Un dueño sin escrúpulos. Disparos de balín. Un perro
herido y perdido. Abandonado. En los huesos, asustado. Unos niños que juegan.
Un perro que juega con ellos. La noche, volver a casa. Un perro que vuelve a
sobrar. La peluquera del perro de mi hermana que se apiada del podenco sin
hogar de la mirada líquida. La mujer que ve, tras los ojos, el perro
extraordinario.
Nuestra
historia reciente que llega a sus oídos a través de mi hermana.
Y,
en unos pocos y rápidos movimientos, que vamos a verlo.
Que
nos mira y parece saberlo todo de nosotros. Que es gentil y alegre. Que es
sencillo.
Que
nos decidimos sin pensarlo demasiado. Es demasiado evidente.
No
tenía nombre, le llamaban “Gordo” .
Ahora
su nombre es Tibet. Porque es tranquilo y hermoso como las montañas.
Lo
esperábamos y ha llegado a nuestra vida.
Es
Nuestro Perro.
Ahora
Si.
ooohhhhhh, por fín!!! qué mono!!!!
ResponderEliminarEspero que vengais a presentarnoslo algún día!!
El nombre es perfecto,transmite relax!!
Un saludo!
Perfecto, el nombre lo define...
ResponderEliminarMe alegro mucho :)
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