Algo es lo que es por la energía que proyecta.
Lo que vemos no es lo que hay. Porque (tan solo) vemos lo que somos.
Forma y fondo se confunden para ser una misma cosa.
Y no solo es la imagen, la presencia, sino el tiempo acumulado sobre ella.
Por eso, a nuestro alrededor, como un cortejo,
acompañan nuestra forma aquellos que fuimos
o esperamos ser.
Los fantasmas del pasado, las perspectivas frustradas,
los buenos momentos idos y los que quedan por llegar.
Así pues, no somos lo que vemos, sino nuestra energía,
proyectada o perversa,
que suma o resta, según.
Una abstracta niebla de posibilidades dadas o negadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario