Alguien una vez me dijo que las relaciones entre las parejas
son cóncavo-convexas. Es decir, allá donde el otro tiene un hueco, yo poseo un
saliente. Y viceversa.
Al cabo del tiempo, recuerdo aquella afirmación y me digo
que no solo las relaciones de pareja lo son. Concavo-convexas son las relaciones que uno ha de mantener con el mundo, una vez que ha
asumido que no puede ser de otra forma. Es decir, comprende la irremediable
adaptabilidad que deberá practicar si desea hacerse un hueco (o saliente) en el
mundo en el que vive. Si desea convivir.
Lo malo es cuando el mundo que te rodea tiene un agujero tan
grande que, por mas que alargues el saliente, no hay manera de llenarlo.
O cuando son tantos y tan hondos tus agujeros que no existe
nada en el mundo capaz de colmarlos.
Así pues, me sigo diciendo: Qué pasaría si cada uno de nosotros
armonizase sus propias entradas y salidas? Si de accidentada costa, cuajada de
acantilados y escarpadas penínsulas nos tornásemos bahías
calmas y suaves laderas tapizadas
en verde?
Seguramente todo sería mas fácil, las incursiones del uno en el otro serían tranquilos paseos pero…
Pero eso sería mucho, muchísimo mas aburrido.
(La imagen es un río de China, no recuerdo cual, visto desde el avión y trucado con photoshop)
(La imagen es un río de China, no recuerdo cual, visto desde el avión y trucado con photoshop)
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