Cuando era pequeña, las monjas nos hablaban de la humilde violeta. "Humilde, ademas de tonta", pensaba yo para mí cuando añadían ellas que imitásemos a la violeta que, "cuanto mas la pisas, mejor aroma exhala"...
Mil veces prefiero el humilde perejil. Que desprende su aroma y colabora con el feliz cocinero sin pedir demasiado a cambio. Un recipiente con agua, algo de luz y unas buenas tijeras.
Y, eso si. Que no le pisen. Que ser humilde no es ser tonto.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarBonito blog, muy bien escrito y de una estética exquisita.
Mis felicitaciones.
Qué gracia para reflejar el alma de las cosas sencillas!
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