Husmear, oler, seguir el rastro, mojarme la nariz entre la hierba húmeda de la mañana, mirar hacia arriba, al lado, ella conmigo. Un rastro, un amigo, el amor fugaz de una perrilla que pasa, otro rastro, un palo que lanzan al aire, la pelota que rueda, ella conmigo, al final de la correa. Todavía no puedo ir suelto, pero pronto, pronto. Aquí dejo mi olor, este árbol es mío, meto las patas en los charcos, me llevo conmigo el barro, lo dejo atrás, la calle, otros olores distintos, los coches, temor. Me acerco a sus piernas, ella me protege. Me cruzo con un nuevo amigo, muevo la cola, nos conocemos, nos olemos. Ellas se saludan amablemente, sonríen, intercambian historias. Nuestros pasados de perros perdidos. Nuestro presente feliz de perros encontrados.
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