Al parecer, amigos, hemos adoptado un can cuya fama es reconocida y legendaria.
A las pruebas me remito.
La veterinaria de la Protectora, nada mas verlo, le reconoce y nos sugiere bozal. Ante la imposibilidad de colocárselo, la doctora se niega a hacerle un reconocimiento.
Vale.
Esto nos pone un poquito en guardia. Pero decidimos seguir adelante. Él ya pertenece a nuestra familia.
Bogart es un perro tranquilo. No ladra, no muerde las cosas en casa. Respeta bastante la rutina de pises y demás, no es pedigüeño y, durante los paseos, acepta el quieto en los pasos de cebra y cuando se le pide con seguridad.
Sin embargo, si se le acaricia o cepilla en determinados puntos se revuelve dispuesto al mordisco. La sola visión de un bozal le pone frenético. Tiene miedo de determinados perros, de otros no. Cuando se estresa da vueltas en torno a tí en modo circense hasta que se tranquiliza. Y defiende algunas camas y superficies como territorio propio si, cuando instalado en ella, intentas acercarte. Es su cara carcelaria.
Estos, además de las cicatrices de dentelladas u otras agresiones de origen incierto en la cara, son los detalles que nos hacen sospechar que ha tenido un pasado tormentoso.
Pues bien. Hemos decidido darle una oportunidad. Nos gusta Bogart. Su sobriedad, sus maneras de gentelman acodado con las patas cruzadas en su cojín de Darth Vader o cuando se sienta a la salida del salón, dándonos la espalda en señal de calma o defensa de los suyos (ahora nosotros somos su manada). Nos gusta su mirada de ganster, que, a ratos, se dulcifica. Su cola peluda que, día a día, muestra menos estres y mayor contento genuino.
Somos conscientes de que emprendemos una relación que implica terapia y conocimiento pero, sobre todo, sentido común, coherencia y mucha paciencia.
Así que iremos poco a poco.
Primeros objetivos:
Regularidad de paseos e higiene.
Incorporar el momento cepillado sin salir "trasquilados" con un mordisco repentino
Comenzar la rutina ir a la peluquería solo de visita, para que empiece a confiar en el lugar y en la peluquera que es una mujer muy experta de la que pensamos hacernos amigos.
Creo que lo del bozal lo dejaremos para mas adelante.
"...presiento que éste es el comienzo de una gran amistad."
ResponderEliminarEste peque tiene cara de necesitar mucho amor y paciencia para curar heridas del cuerpo y del alma. Espero que pronto aprenda a confiar en vosotros y os hagáis grandes amigos. Ya nos irás contando...
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