Porque me gustan los paréntesis, miro los huecos,
los perfiles,
las partes de atrás.
Porque en el deslunado late la vida,
la sangre venosa, la sucia,
el oculto adn de lo que somos,
miseria incluída.
Lo que apilamos, guardamos
o no nos atrevemos a tirar.
La ropa tendida, la maceta abandonada,
la rueda pinchada de la bici que nunca arreglamos
(ahora que papá no está).
En los paréntesis vive lo que somos,
aún oculto,
lo no maquillado,
lo no cubierto con trapos de estilo.
El reverso, lo oscuro,
la grieta, la fisura,
la contradicción.
Me gustan los paréntesis.
Obligan a la distancia, al silencio apreciativo.
A mirar desde otro ángulo.
Los paréntesis son gafas para los miopes
que no se acuerdan de mirar.
Me encantan los deslunados.
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