Ropa Tendida


Por lo visto, les llaman "optimizadores naturales", o es al sol, a los árboles, a la naturaleza y todo eso?
Para mí, son gestos de alegría en lo doméstico, lo habitual, lo cercano, lo sencillo...

Siempre me alegra ver ropa tendida primorosamente, estirada y aleteando al viento y al sol.
Es una imagen de pura calma , que me refresca. Es la expresión de alguien que cuida a los suyos y a sus cosas, que hace su tarea con relajada eficacia, con economía gestual, pues lo mas simple, creo, es hacer las cosas bien, aunque no siempre coincide con lo más rápido...

Tendales: sábanas al sol, camisetas de bebé y sujetadores antediluvianos... blanco, color o blanco y negro. Y su sombra inquieta en los muros encalados y las poco vistosas fachadas en los deslunados y patios de atrás.

Ropas felices que bailan con el viento, libres al fin de esos tristes inquilinos que, a menudo las habitan.

Chal de flores en lino

Así quedó.
Sin final, sin remate.
Me encanta cómo quedan las flores alrededor del cuello, o sobre los hombros.
Irregular, imperfecto.
Otro nuevo camino que recorrer.

Escucha (pero en silencio)


Carlos de Hita es un capturador de sonidos.
No ruidos, sino voces, de los animales, los árboles, la nieve, las olas, los vientos y el silencio de la Naturaleza.
Casualmente lo vi ayer en televisión. Mas que verlo, lo escuché.
Me llamó la atención su discurso calmado, sus adjetivos y adverbios de cuidada selección y, sobre todo una envidiable actitud de escucha, porque parte de una atención absolutamente dedicada.
Toda su persona es un enorme radar.
Habló de lobos solitarios, de cómo el bosque amortigua y desfleca sonidos, de lirismo, de opresión, de ramas que acompañan voces.
Me cautivó.
Y solo pude anotar que se llamaba Carlos.
Hoy le he buscado en la red.
He encontrado esto:
http://www.elmundo.es/especiales/2008/05/ciencia/sonido_naturaleza/autor.html
Si entráis en Archivo, podréis escuchar urracas, pinos, lobos, urogallos, corzos, olas, gaviotas, truenos, maderas, lluvia, la primera noche de verano...
Una biblioteca de sonidos. Inaudito. Precioso.
Un trabajo envidiable y solitario (?).

Me he prometido viajar sin sonidos, sin música, estar expectante a las voces de los lugares donde vaya.
Me he prometido capturar sonidos para abrirlos en el invierno y volver a escuchar el verano y sentir cómo me envuelve de nuevo.
Quizá robe alguna voz: los altos eucaliptos en la mañana, el rumor de conchas en la pleamar o la risa de las brujas entre los castaños.

La maleta de las vacaciones










Una observación,
si llenas demasiado
tu maleta de las vacaciones,
probablemente
no te quede sitio
para tus nuevos recuerdos.

El primer chal!



Será en crochet.
Me siento mucho mas segura con esta técnica recién aprendida. Además, lo vas haciendo a pedacitos que luego se unen, es como un juego repetido y delicioso.
El hilo es un lino que me traje de Barcelona que, tejido con las agujas recomendadas y en tricot, pierde parte de su elegancia y gestualidad.
De esta manera, con un macro-ganchillo del nº 5, adquiere la nobleza, el brillo y el nervio de una materia irregular y viva.

De momento, he llegado a tener claro el dibujo de los dos motivos florales que compondrán el chal de forma triangular (eso espero).
Mas adelante pensaré en un remate que esté a la altura pues no querría caer en los socorridos flecos.
(Se aceptan sugerencias de mis expertísimas amigas virtuales).


Este sería un boceto planteado con photoshop y, ups, tengo que hacer 36 flores grandes y 28 flores pequeñas.
Será mejor que me ponga a trabajar ya.

Crochet en bitono









Muestras.
Los mismos puntos pero con otra lana, otro grosor de aguja y...
Ya está!, ya son míos, ya forman parte de mi lenguaje, de mis palabras de hilo, que parecen no tener fin.

Perdonadme ese matiz, algo cursi, de las partituras de fondo, pero ese color de lana tan desaturado, tan en blanco y negro, pedía a gritos un ambiente en bitono, un universo resuelto únicamente en matices de gris.


un soplo de otoño



Del botín de Barcelona, una chaqueta chal para Galicia, para mis viajes, para dejar caer encima de cualquier silla y que me acompañe mientras leo, mientras pienso, mientras escribo en mi blog.
No ahora.
No con este calor, no en esta ciudad ni en este tiempo.

Tejer es, a veces, transportarte a otras vivencias, anticipar, duplicar la realidad, disfrutar vidas paralelas.

"A single man" Tom Ford

Un bellísimo inicio me alerta. Parece que estoy ante "algo".
Comienzan a sucederse planos y encuadres prácticamente perfectos. Refinados movimientos de cámara, la música se desgrana como un vals triste y evocador. Aparece Collin Firth, elegantísimo, mesurado, absolutamente digno en su papel de profesor homosexual en un época en que serlo, homosexual y buen profesor, no debía ser fácil.
El drama con el que comienza la película, la muerte en accidente de su pareja, contado con distancia y poesía.

Unos cuantos planos de muchachos de labios sensuales, torsos de chicos jugando en el patio, humo escapando entre comisuras carnosas, trajes perfectos, popelines níveos, monturas de concha y una única mujer en la cinta interpretada por la glamourosa y maquilladísima Julianne Moore me acaban convenciendo de que lo que estoy viendo y oyendo, estaría muy bien, si, además, hubiera una película.
Pero, es una pena, no la hay.

La clase de ganchillo


Ella no sabe qué es "crochet", ni amigurumi, ni sospecha la cantidad de "fauna tejedora" que se mueve hoy por el ciberespacio.
Ella no sabría interpretar las enrevesadas instrucciones de chales en inglés, o el sistema para calcular cuántos ovillos necesitas según el peso y el grosor de la lana y todas esas cosas...

Sin embargo, las manos de Paquita vuelan como las alas de un colibrí y apenas te das cuenta de cómo, por arte de magia, vertiginosa e impecablemente, la labor crece veloz y pareja, con la sabia perfección de lo hecho mil, un millón de veces.

De pronto el banco de su porche, donde siempre sopla la brisa, se llena de labores y pequeñas obras maestras, sacadas de bolsas de plástico, como si para ella no tuvieran valor.
Ella, pacientemente, con la superioridad inconsciente del que da por hecho su enorme conocimiento, me explica y yo me siento tan torpe...
Miro cada chal codiciosa, queriendo retener todos los diseños, queriendo ser Neo en Matrix, cuando, por un orificio, en su nuca, introducen conocimientos a la velocidad del rayo.
Quiero saber, con urgencia, cómo se teje esa flor, hoja, cenefa, remate, onda...

Y vuelvo a equivocarme.
No es así.
Así no es como ha de hacerse.

Es mas bien como fue.
Una tarde que se desliza hacia el crepúsculo. Una larga tarde de verano. Unos pocos trucos, unas pocas muestras. Con paciencia, con calma, asentando conocimientos.
Slowly.
Doucement.
Como se aprende todo lo bueno, todo lo que deja huella.

El mejor consejo:
"Ya sabes cómo se hace. Ahora vete a casa y hazlo de nuevo. Hazlo tuyo. Entonces lo habrás aprendido".

Gracias Paquita.
Espero que esta no sea nuestra única clase.


"Las huellas de la vida" Tracy Chevalier

Es una historia casi sin palabras.
Es una novela para leer en el principio del verano. Cuando aún está por comenzar como una imagen blanca en la retina.
Un aroma victoriano acompaña el lenguaje sobrio, ajustado como un corpiño sobre las faldas de las protagonistas.
Dos mujeres solas que buscan fósiles en la playa, lo nunca visto hasta ese momento.
Entonces eran los hombres los eruditos, los descubridores, los artífices del presente y el futuro y, una vez mas, como tantas otras, las calladas mujeres hacían el trabajo.

Los personajes son como olas, van y vienen y los vemos deslizarse por una historia sin grandes sucesos y, sin embargo, donde se construyen los pequeños movimientos que articulan los grandes cambios.
Y queda dicho así, en voz baja y mirando de cerca, por esta voz que retrató a la joven criada del gran Vermeer, la que le ayudó en un tiempo a preparar sus mezclas de color y que fué el rostro de la joven de la perla.

Así pues, un libro plácido para leer al principio del verano.

Hilos


Domingo por la mañana. Nublado.
La caja de los hilos.
Buscando otra cosa, ya no recuerdo qué, descubro un resto de hilo de bordar y un ganchillo del nº8.
No sé a vosotros, pero a mí, una caja de los hilos siempre me ha parecido La Caja De Los Tesoros.

"Un cuento chino" Sebastián Borensztein

Lo siento por el director y su narrativa personalísima, por la banda sonora que, en muchas ocasiones parece "bailar" con el movimiento del protagonista, lo siento por Huang Hung-Sheng, que muestra, en su interpretación, matices imprevisibles y por la luminosa Muriel Santa Ana, contrapunto espléndido a la actitud rutinaria y sombría del personaje principal, lo siento por la historia distinta, llena de gracia y por el relato que es un cuento delicioso.
Lo siento por todos.
Yo quedé atrapada por la mirada líquida e increíble.
La "mirada que interpreta" con un solo movimiento de pupila.
El rostro de la distancia, la tristeza, la introversión, el ofuscado valor de quien se sabe solo, el voluntario encierro de un corazón generoso que mas vale no dejar escapar.
Esa Mirada Darín que apaga el resto para quedar como única protagonista de todas sus historias.

"Secret sunshine" Lee Chang-dong: El qué y el cómo

Cine coreano. Subtítulos. Hermetismo. Desarrollo lento. Gestualidad nacida en las antípodas.

Da la sensación de que la película se pliega en dos.
Una primera parte idílica, descrita con aparente comodidad, con la cadencia plácida de una canción popular. Una historia casual, una vida cualquiera.

En un momento dado, todo se rompe y vemos el otro lado de la realidad.
La desgracia como una sombra que todo lo envuelve. La protagonista se convierte en un personaje abatido por el drama y sufrimos con ella. El ritmo sigue siendo pausado, pero lo plácido se torna angustioso.
Quizá echamos de menos esta elipsis tan occidental, que nos lleva directamente al momento de la acción, que nos ahorra los tránsitos dolorosos, que elimina los llantos silenciosos, los gemidos incómodos, los planos desoladores.

Ella recrea su papel sobriamente, dentro de lo sobrio que puede ser un sufrimiento profundo. Interpretado con extraordinaria autenticidad.

Por eso el cómo, mucho mas que el qué, nos es tan ajeno.
Porque no elude, no sintetiza. Nos lleva de la mano, sin querer mirar.
Los culpables no son presentados con guiños, planos largos o tratamientos especiales. Los inocentes lo son, parece, por casualidad. Leemos la desgracia cercana, tal cual es: Aleatoria.
Sin truculencias gratuitas, sin sentimentalismo, sin banda sonora que nos solidarice.
Un relato como la vida es en realidad, no como en las películas.