No te pasa que a veces te miras hacia adentro y no estás?
Que te buscas y no te encuentras?
Esa tarde me preguntaste "¿qué tal?"
Y yo miré hacia adentro
con esos ojos que los demás no ven...
Porque tenemos dos pares: Los que se ven
y los que no
que son los que nos miran por dentro.
Me busqué, -te decía-
y no encontré nada.
Quizá me había ido.
Pero como no me había dicho a dónde
no supe dónde encontrarme.
Ahora me estoy esperando.
A ver si vuelvo.
Porque si no vuelvo a ocupar mi interior
no sabré a quién mirar
con los ojos de dentro
ni a quién preguntar cómo estoy...
Así que no sé cómo estoy
porque no sé a dónde me he ido.
[...]
ResponderEliminar14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
Eclesiastés 2:14/16
[...]
La gran pregunta es: ahora que tienes el superpoder de la invisibilidad ¿lo usarás para el bien o para el mal?
Para el mal, por supuesto!
ResponderEliminarBuena elección. Aunque creo que realmente, no importa.
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