El cuenco blanco

Quiero ser como el cuenco blanco.
Redondeado, amable con lo que contiene.

No vacío, lleno de espacio.
Limpio y brillante. 
Luminoso para reflejar la luz.

Vulnerable,
mas fiel a su forma.

Pequeño, quizá, pero no limitado
pues sus fronteras se abren en 360 grados
y trazan un haz invisible
con dirección al infinito.



La persona que me regaló este cuenco me conoce bien. 

9 comentarios:

  1. Hay personas florero y personas cuenco. Seguro que si no te conoce bien, te ha visto la cuenquidad.

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  2. Es un cuenco precioso, se le ve señorial y estoico. Pero... No sé. La base de el cuenco que aparece en la foto no parece muy estable. Sin duda guardará bien una potaje o un puré pero me daría un poco de miedo encargarle que llevase una sopa.

    Por otro lado, ¿de qué sirve contener algo –por muy amablemente que se haga– si no haces nada con ello? Yo preferiría ser sartén. Una sartén de hierro, profunda y oscura. Sartén con sonido a sartén. De los que pregonan: "¡Voy a cocinar! ¡Echadme aceite, patatas, cebolla y huevos y os devolveré una suculenta tortilla!". Una sartén que alegre que asuste al hambre y, del las llamas del fogón, haga una herramienta para hacer felices a otros.

    Pero... No te enfades conmigo. Solo intento ser una sartén. ;)

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  3. Y el cuenco le contestó a la sartén:

    1.- Mi base no es pequeña, es proporcionada a mis dimensiones. Mejor no tratar de contener mas de lo que uno es capaz.
    2.- No has visto mi tamaño? Soy un cuenco pequeño. A lo sumo, doy para un té. Aunque también sirvo para guardar cosas menudas pero importantes.
    3.- Quién dice que no hago nada con lo que contengo? Simplemente trato de no retener nada a la fuerza, sino dejar espacio a lo nuevo que venga.
    4.- Me parece muy bien que quieras ser sartén. Tiene que haber de todo.
    5.- Posiblemente no asuste al hambre. Prefiero no asustar a nadie. El miedo no hace mella en mi superficie lisa y estoica.
    6.- Una herramienta no da la felicidad. Somos el instrumento, no la felicidad. Así que no nos demos tanta importancia.
    7.- No me enfado, no olvides que soy amable.

    Y... sartén, ten mucho cuidado, no vayas a quemarte.

    Me ha gustado mucho tu comentario. Aunque intentes ocultarlo en el chascarrillo, ha sido toda una declaración de principios. Y de las buenas.

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  4. Estimada cuenco:

    A mi también me ha gustado mucho tu respuesta. Me has echo reír. Y no hablo de una risa maléfica e intrigante, o tan siquiera desairada; me refiero a una de esas carcajadas alegres y espontáneas. Lo mismo no era tu intención, pero a este aprendiz de sartén le ha venido muy bien reírse.

    Te pido disculpas. Los utensilios de fogón solemos ser toscos e insensibles –hay que serlo un poco para no quemarse– y desde luego, no observamos mucho las reglas. No lo hacemos con maldad, ya lo sabes.

    Tienes razón, todos somos importantes en una cocina: las teteras no sirven para tomar el té, aunque sepan prepararlo. Y, a parte honrosas excepciones como las gachas, a nadie se le hace cómodo degustar un cocido directamente de la olla. La sopa no se toma con tenedor y el filete no se corta con la cuchara. Es verdad, tiene que haber de todo.

    En ningún momento pretendo menospreciar el papel de un cuenco. Es sólo que a los que tenemos vocación de sartén, se nos hace difícil hacernos a la idea de que otros prefieran ser cuencos, cuchillos o cucharones. Para nosotros, ser sartén es lo "más mejor" del mundo... pero eso es porque somos de poco viajar.

    Como ves, la sartenes (incluidos los proyectos de sartén) somos imperfectas. También pecamos de soberbia, no tanto por lo que somos sino por el orgullo que nos produce el resultado de nuestro trabajo. La felicidad está en la tortilla de patatas, en los huevos fritos, o en el revuelto de ajetes negros... claro que el mérito no es sólo nuestro, sino de los ingredientes, del fuego y de la diestra mano que nos maneja. Aún así, podemos dejar de sentirnos orgullosas del resultado final.

    Concluyendo: ser sartén mola. Lo mismo mola más ser cuenco, pero yo elijo ser sartén. Ojalá pudiese ser tan buena sartén como buen cuenco eres tú.

    PD.- Ya me quedan pocas intenciones que declarar.

    Otra PD.- Oye, que siento la chapa que te he dado... y que es un cuenco muy bonito, la persona que te lo regaló tiene un buen ojo para las cosas sencillas y genuinas.

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  5. Y responió el cuenco al aprendiz de sartén:
    -"Ole, ole y ole".
    Porque los cuencos también sabemos ser flamencos.

    PD.- Este blog espera seguir contando con tus siempre chuscos comentarios

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  6. Jo, gracias por tomarlo tan bien. :) Espero que este blog me mantenga en la plantilla de comentaristas faranduleros todo el tiempo del mundo. :) Sabes que caí aquí por "rebote" pero es una de las muchas cosas buenas que me ha traído "rebote"... (Rebote es buena gente, se le coge cariño)

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  7. Ah ya que estamos, hoy mismo me han pedido algo parecido a un cuento infantil... Me parece que voy a darle un par de vueltas a lo que hemos escrito aquí y, si no es un tema muy manido, este de las cocinas y los cacharros, creo que lo voy a usar. Por supuesto, ya puedes darte por plagiada... Los beneficios que se obtengan son para los muchachos indigentes de mi domicilio. Es una buena causa.

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  8. Tienes mi permiso, pero no te acostumbres. Que las sartenes sois un poco de dejaros llevar.

    PD.- Mis recuerdos a "rebote", si lo ves por ahí.

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