La fuerza de lo trivial


No es necesaria una puesta de sol en Bali acompañada de un bien elegido tema new age para vivir el momento perfecto. No es necesario buscar armonía cósmica, compañía cool, ni lugares de película ni entornos vip.
En ocasiones no suena música sino silencio. A veces no es nadie y es esa persona, la de cerca, la de al lado. Triviales momentos como ir de compras sin comprar, cogidas del brazo, como ver a tu perro viniendo hacia tí, a la carrera, con la sonrisa que dibuja en el hocico la velocidad, como sentarte a ver una película sin entender nada porque te adormeces, a ratos, en el hombro amigo y amado.
Triviales momentos que son la fuerza que te amalgama. El adhesivo que te mantiene unido al mundo como el mas potente de los pegamentos. 

Es eso lo que hemos de buscar. Lo que hemos de reconocer cuando llega. Es eso lo que hemos de vivir como lo más, como lo verdaderamente importante.

Lo otro: palmeras exóticas, amor perfecto, abdominales de ensueño, cien metros cuadrados más en la casa, música de violines... son quimeras, publicidad engañosa, la fuerza inversa de lo inacanzable. 

¿Acaso persistes en ignorar lo trivial?

(Y sigo consciente de la entrada anterior. Vivimos a un paso de la pérdida. Por eso el esfuerzo de rescatar de los días lo verdaderamente importante).

1 comentario:

  1. La placidez de esa compañía conocida, la seguridad que te aporta hasta el punto de quedarte dormida sobre su hombre, de quedar indefensa, en sus manos, entregada con la mayor de la desnudez esa que supone la confianza absoluta en el otro. Pero como bien dices también hay momentos inolvidables vividos a solas y sobre todo con ese silencio que apuntas. Yo lo he vivido en el campo y ese mismo silencio representa tu propia paz interior..., que dura poco, pero por lo menos puedes decir que lo has sentido.

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