- "Creo que es obvio, Ro, que esta cama va a ser pequeña para mí"- observó Tibet con una de sus miradas.
- "A deshacer!"- me dije yo y, cargada de energía, puse manos a la obra convencida, una vez mas, de que la impaciencia nunca es buena compañía para las grandes empresas. Ni para las pequeñas.
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