Galicia 5


Hay un instante en el centro del verano en que te pierdes, te pierdes del todo.

Es una sensación como de ojo de huracán, pero sin viento, sin destrozo, sin trauma.

Te disuelves en la espuma, te vuelves blanco, o transparente, o azul.

El calor te lleva y no hay pensamientos, ni recuerdos, ni proyectos, ni días, ni planes.

Es lo mejor de las vacaciones y pasa muy rápido. Aunque instalado en ese momento,

el verano parece ser eterno.

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