
A la mañana siguiente dimos un
bucólico paseo por los alrededores.
Tierras de labor, sembrados de maíz,
ovillos de forraje para el ganado,
árboles frutales y algún girasol
entre los rosales silvestres.
Nos habían recomendado guiarnos por los cipreses
con los que se establece
un curioso sistema de identificación
de las fincas a las que pertenecen.
El método funcionó y pudimos completar
un rodeo bastante amplio
siguiendo aquél curioso alfabeto vegetal.
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