Unas simples lonas negras

Habrá a quien este post le suene de algo.
A mí, desde luego, me parece estar en un eterno bucle descondertante y desazonador.
¿Cómo es posible que no encuentre en ninguna parte unas simples lonas negras?

Una vez más, supero el esfuerzo que me supone adentrarme en el centrocomercialmaspróximo que, de verdad, me repatea pero voy porque están las tiendas juntas y así optimizo tiempo.

Es la vieja canción de las primaveras, el cambio de estación, el armario que se quita las mangas. Salgo, esperanzada, con las ideas claras. No voy a ceder, es negro. Mi color es el negro. Concesiones al gris jaspe, quizá un azul china, y, desde luego, blanco. Busco básicos. Simple: Un pantalón de punto, una camiseta sin mangas (no de tirantes) y unas simples lonas negras.

Elijo los puntos cuidadosamente para no desgastarme antes de tiempo. En el centrocomercial, me consta, hay vampiros invisibles que se aplican a tu cuello ávidos de tu energía y si, insensato de tí, permaneces demasiado tiempo, corres peligro de salir de ahí exánime y con las manos vacías o, lo que es aún peor, con alguna compra que irá directa al cajón de la ropa que no te pones.

Entro en la macrotienda del (pseudo)deporte. Voy cogiendo cosas que no necesito pero que, no sé muy bien porqué, encuentro monas: Una bolsa de nylon con un estampado vagamente japonés, una alfombrita para pilates, una camiseta de un bonito color púrpura, unos calcetines tal y cual y, de pronto, me paro en un pasillo y miro todo el bulto preguntándome para qué demonios lo quiero. Lo siento, dependientes del Decat... si veis un hatillo de cosas metido en un cesto en algún rincón, era mío. Es el fruto de mi arrepentimiento, antes de ceder al impulso.

No me doy por vencida y me dirijo al centrocomercialmaspróximo. Entro en una, dos, siete, ocho, nosecuantas tiendas de pelaje variopinto, me pruebo miles de pantalones, camisetas...nada.

No existe lo básico. No existe lo neutro, lo esencial. Una vez más pienso en mi idea de una marca de ropa que no acapare el protagonismo, que eluda el flúor y rechace los "detalles de glamour". Una especie de Chanel primitiva cuando todo era fluido y cómodo, no tosco pero sobrio, elegante y útil pero no aburrido.

Cansada de fracasar, me centro en las lonas negras. Y llegan las nuevas decepciones. Asumo la pasta que valen unas Superga pero, cuando cojo una, casi se me cae del peso. ¿No han oído hablar de las nuevas aleaciones de gomas ultraligeras? ¿El phylon? ¿Y qué me decís de que tooooodas las lonas lleven ahora plataforma?¿Porqué? Si no te gusta ir de German Copini o caminar como con aletas de buzo, qué?

El vampiro  se está poniendo las botas. Aliado con los nauseabundos aromas (corporativos) de las tiendas y las músicas (corporativas?) en diferentes gamas chillonas. Estoy abrumada con los estampados tropicales, los macro crochets, los étnicos, los tye dye, los sufridos camuflajes, ahora con dorados y los pertinaces animal prints. Dentro de mí, una pregunta crece como un clamor: ¿Qué estoy haciendo aquí?

Vuelvo a casa, agotada. Internet. Lonas negras. En tres días, las tengo en casa.

En cuanto a la idea de la marca de ropa "para gente rara", si alguien quiere hacer una inversión, hablamos.

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