Mediodía errático


Esperando detonantes para la escritura
me pilla este mediodía
en que, ajustados mis pasos a los de un Tibet errático y buscador
me descubro errática y buscadora.

Como él, muevo la cabeza en todas direcciones 
en busca de un rastro, quizá,
el olor de otro que pasó por aquí,
un roedor o un hermoso galgo.
Escucho el gruñido del carlino 
atado y quieto junto a su amo,
siempre nos parecen, a Tibet y a mí,
perros que han tirado la toalla
muchas generaciones atrás.

Y así va y viene mi mente
de uno a otro asunto, 
de un rastro a otro, sin rumbo,
cuando algo, en el extremo de la visión
me deslumbra.
Un resplandor púrpura
que siempre me sorprende por su intensidad
vibrante.

Es la explosión de la jacaranda
a mis pies y alrededor de mi cabeza
en el feo parque de la esquina.
El parque coronado,
 durante unos días privilegiados,
con las flores malva
que gritan en medio 
del mediodía en blanco y negro.




1 comentario:

  1. Qué bueno dejarse sorprender y maravillar por el azul de la jacaranda año tras año. Preciosa la imagen.

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