"La verdad sobre el caso Harry Quebert" Joël Dicker


Una vez leídas esas 655 páginas de fuegos artificiales de las que he disfrutado de lo lindo cierro, con un rastro de pena, esta historia que me ha tenido secuestrada unos pocos días.

Suspense, escritores protagonistas, amores prohibidos que dinamitan fronteras generacionales, policías corruptos, costas de Maine, casas junto a la playa, gaviotas, lagos misteriosos, bosques anochecidos, cuentas pendientes con el pasado, autolesiones, medias verdades, mentiras, culpa y mucha, mucha necesidad de Amor.

Incauta, inicio la lectura disfrutando el brío del autor. Atenta a cómo, con gesto rápido y ágil, descorre una cortina y ya está todo ahí.
Empiezo a devorar página tras página, el diálogo afilado, la ausencia de paseos contemplativos, (apenas hay descripciones), la trama que se desata veloz a través de la acción que no para.

En un momento dado, la base que me sostiene, se mueve y lo que creí cierto ya no lo es. Y entonces  empieza el efecto Piranessi. Las escaleras se mueven y al final no hallo el lugar previsto. El autor retuerce la trama en un sinfín de idas y venidas adelante y atrás, de uno a otro escenario temporal... Cambian las voces, los personajes se quitan la palabra unos a otros, cada uno su estilo narrativo, cada uno su versión.
La última parte es un auténtico remolino de nuevas y sorprendentes miradas y, en el vaivén, parece todo posible.

Pero una vez cerrado el libro, pasado el mínimo pesar por el fín de la historia, pienso en calma qué ha cambiado en mí terminada la lectura.

Nada, me digo, nada.

Y veo, a lo lejos, la alargada sombra de "Intemperie", cuyo eco de huesos calcinados resuena aún en mi mente.

  Gravado de Piranessi

Giovanni Battista Piranesi (1720-1778) fue un arqueólogo, arquitecto, investigador y grabador italiano. Realizó más de 2.000 grabados de edificios reales e imaginarios, estatuas y relieves de la época romana así como diseños originales para chimeneas y muebles.


1 comentario:

  1. Fascinante la novela, coincido. Y muy bien casada con el grabado de ese abuelo de Escher que no conocia.

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