Intermedio lluvioso

Aquél último coletazo del manto del invierno nos pilló, desprevenidos, buscando flores de almentros y perezosos crepúsculos.

Aquella lluvia desconocida e imprevista construyó un terco palio blanco sobre nuestros paseos cada vez menos plácidos.

Vimos la lluvia como un intermedio, como un paso previo a la primavera. Pero duraba más de lo previsto y acabamos incorporándola como parte del devenir de los días.
Volvimos a sacar de los armarios paraguas y botas de agua. Y prendas más abrigadas y acordes con aquél  marzo que parecía un noviembre.

Y vivimos la lluvia como un estado, no como un tránsito.
Un lugar donde los perros chapotean en el barro y se agradece el calor de la casa al llegar. Un tiempo donde permanecer sin mirar hacia atrás o adelante. Con su decoración de tonos grises y espejos por el suelo que reflejaban nuestros pasos.

Y mientras escribo, un sol de agua parece confirmar que la lluvia ha venido para quedarse.

6 comentarios:

  1. Tibet no podría estar más guapo y alucinado con tu postura reptil para hacer la foto.

    La lluvia es que me gusta.

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  2. Te felicito. Has visto no solo la foto sino la situación. Y, efectivamente, ocurrió como lo describes.

    A mí también me gusta la lluvia.

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  3. Confieso que me aprovecho de ti. De tus vivencias. De tus escritos... Visitar este espacio es como bajar a una cava y recrearse pasando la mano por las botellas polvorientas. Es como hurgar en una caja de vinilos que encuentras en el desván. Tu blog es uno de esos sitios a los cuales se va *solamente* a "perder el tiempo" y en los que el tiempo se empeña en persistir.

    No siempre; pero hay días en los que leer tus escritos me produce una sensación parecida a la de ver una bandada de aves migrando a través del cielo o a la de observar el mar desde un acantilado. Es como si, por un segundo, pudieses convertirte en la pluma de un ala y en una gota rompiendo contra la orilla. No digo que quieras ser esa pluma o esa gota. No perteneces a ese mundo, pero no por ello dejas de admirar la escena, el momento... y quizás, por un instante, puedas sentir la espuma, la sal, la brisa, el sol del oeste, o la inercia del movimiento. Y te sientes bien.

    Así que, como decía Lorca: "Y aunque no me quisieras te querría por tu mirar sombrío, como quiere la alondra al nuevo día, sólo por el rocío".

    Es mi forma de darte las gracias.

    PD.- Sé que ha quedado pretencioso, pero ¿qué le voy ha hacer? Me he venido arriba...

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  4. Pues no bajes, Lupo, que ahí estás bien. Gracias por tus palabras.

    A veces tengo la sensación de flotar en un vacío virtual sin transcendencia. Y no es que la busque. Me siento partícula, átomo, antes que recuerdo o permanencia. Si solo puedo conectar un instante en la forma que relatas con tan hermosas palabras, soy afortunada.

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  5. Debo admitir que mis palabras esconden un poco de culpabilidad. Considero tu blog tan cercano y "confortable" que no hago muchos esfuerzos por darlo a conocer... es como cuando descubres una taberna escondida en un callejón olvidado y te gusta tanto que odiarías que se convirtiese en un "destino turístico" y se llenase de guiris. :) En cualquier caso... gracias por compartir tus vivencias con nosotros. Por favor, sigue haciendo cuando te apetezca.

    Y ya... con esto he cubierto el cupo de coba y lisonjas para el 2015. A partir de ahora todo lo que escribas será un tostón infumable. :DDDD ;)

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  6. O tú te volverás a convertir en "sartén", reina del chascarrillo!
    ;)

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