Empiezan los agradables trabajos de ir y venir de cajas, cintas, bolas y adornos.
En casa, cada vez nos arreglamos con menos.
Procuramos no comprar, abrimos cajones y a ver.
Estas son dos guirnaldas. La primera la conocéis. Pero en esta ocasión, ya sin luces, parece mucho mas silvestre y simple que nunca.
Esta otra está hecha con estrellas que me sobraron de unos escaparates y con alambre. Queda sutil y ligera.
Y Tibet, mientras tanto, olisquea un papá noel que se ha quedado en el suelo, "deconstruye" viejos adornos y nos mira poniendo cara de muy bueno.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Toda una declaración de principios. Minimos recursos con un resultado óptimo. Hace falta mucha cabeza y mucho corazón para crear ese ambiente único tan lejos de decoraciones explosivas y apabullantes o que tienen de minimal justo lo que exige la moda.
ResponderEliminar...y ese Tibet...mmmhhh...