Talento en blanco y negro


Una vez más El Festival La Cabina, La Biblioteca Pública de Valencia y Rivendel Restobar organizan conjuntamente la sesión La Cabina Classics. La fórmula consiste en proyectar un mediometraje mudo acompañado de música en directo. Este viernes, turno para Buster Keaton.


Una simple sábana sujeta en el arco de la entrada de la Biblioteca. Unas sillas metálicas. Un chelo, un piano eléctrico y una trompeta. El viento de la tarde. Gente relajada, algunos niños. La decreciente luz del viernes que se escapa.

Se apagan los sonidos y la música en directo comienza.

La pantalla inicia el camino de la historia y te metes, te metes...

Cada vez que veo alguna película de casi cien años me sorprende la cantidad de cosas que se podían conseguir con "tan pocos medios". Las risas, la chispa, la magia, la ternura, la limpieza, la sorpresa, la belleza.
Será cine sin palabras. Pero de mudo no tiene nada.



2 comentarios:

  1. En cierto modo, gran parte de las emociones que nos evocan los "viejos documentos" son provocadas por la nostalgia. Eso no es algo malo, significa que se han vivido buenos momentos.

    Yo no tiendo a ser nostálgico (al menos no demasiado) pero claro... ya no hacen nostalgias como las de antes.

    ;)

    PD.- Pasaba por aquí... es que me pilla de camino. :)

    ResponderEliminar
  2. No, Lupo. No me evocan esos ecos por viejos. No es por la nostalgia.
    Yo veo frescura y fuente de muchas cosas. Veo ventanas y comienzos, no caminos dejados atrás.
    Todo lo contrario.
    No es nostalgia, es reconocimiento.

    ResponderEliminar