La distancia justa


Nos tanteamos. Nos conocemos.
Poco a poco lo vamos consiguiendo. 
Ahora entiendo que él va mejor suelto. Es su distancia. 
Cuando husmea sus rastros sin quitarme ojo, aunque yo no me dé cuenta. 
Él siempre sabe dónde estoy aunque parezca perdido y obsesionado entre las enredaderas.
Cuando se convierte en perro montaraz.

Ya no comparo la realidad con la fantasía. 
No busco cumplir descabelladas expectativas (que ya no me parecen tan perfectas).

Hemos logrado la distancia justa. 
Él, casi libre. Yo, tranquila.


No hay comentarios:

Publicar un comentario