NOTAS DE UN ASPIRANTE A COACH (5) Emociones básicas anexo


Sigo con el temario citado anteriormente y me encuentro con las emociones complejas.



Espero, para mí, que el espectro mejore. 
Inicialmente, parece arreglarse. Abren fuego con el amor y sus hermanas interés y alegría. Esa sí es una buena noticia.

Pero pronto vislumbro, solapado tras el siguiente párrafo al odio, que aparece con sus compinches rabia y desprecio. La ansiedad, esa vieja conocida, con su cortejo de vergüenza, culpabilidad... Los celos, los temerosos incompetentes tan malos amigos ellos y por último la envidia, que nunca es sana, que nos hostiga y atormenta con la tristeza y la hosquedad.

Fijaos qué panorama.

Seguimos en dinámica de minorías. 
Me sorprende observar el variadísimo y rico vocabulario, la bien provista despensa conceptual de que hacen gala las emociones negativas y lo poco dotado que se muestra el amor en adjetivos. Un amor  cuyo mísero relleno, de una sola palabra, es además repetido de la categoría anterior.

Me descubro intentando encontrar mas denominaciones y cómplices para amor y alegría y quisiera ser inuit y que alegría o amor fueran sinónimo de nieve. Podría utilizar muchas palabras para definirlos. Pero es que para los inuit la nieve es su forma de vida. Según parece, su importancia dista mucho de la que tienen alegría y amor para nosotros...

Pocas esperanzas me quedan pues con respecto a la igualdad de las emociones positivas y las que no lo son si conceptual y semánticamente las discriminamos de esta manera tan brutal.

Por lo tanto, rectifico: Al apoyo solicitado para la alegría demando, además, un plus de esfuerzo para el amor (en el mas amplio sentido de la palabra que, además de personas, incluye animales y algunas cosas como, por ejemplo, lugares).

De verdad os lo digo: Pobres emociones buenas, solas en un mar de tan furibundos y deprimentes oleajes...

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