Mañanas



enhebro mañanas desde mi lanzadera que teje,
con hilo invisible la telaraña de los días de trabajo

siempre nómada, siempre lejana
siempre llegando, siempre yéndome, …

capturo aires de día recién nacido
cuando  es incierto el color,
cuando los campos sacuden sus melenas verdes
no tocadas, no aún, por la escarcha
y todavía las montañas se desperezan
con sus brazos de niebla

miro pueblos dormidos en orillas grises
periferias ataviadas de basura
y cables y torres de luz y catenarias
como caligrafías futuristas sobre el aire incipiente
del día que comienza

mientras, la casa ha quedado en sombras
habitada por el hueco cálido:
el aliento de los que aún duermen

y algo dentro de mí
añora la madriguera
el abrazo protector de mis afectos
y un largo sueño de calma

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