Era un caramelo que reservaba para saborearlo con tiempo. Una golosina, una evasión. Volver a uno de mis clásicos de todos los tiempos. Una nueva versión de la historia de Jane Eyre que siempre me ha atrapado.
Una bellísima puesta en escena. Los actores, ella Mia Wasikowska, él Michael Fassbender, espléndidos. Crecidos en la distancia corta, expresivos y veraces. Luz, ambiente, escenarios, incluso el guión, escueto y poético, sin embargo, quizá la banda sonora algo irregular, no encontré pasión, la intensidad que espero siempre de este relato. La rebeldía contenida, el anhelo de escapar de un pasado como una cárcel, el drama, la absolución... Todo ese tumulto de pasiones que desataron sobre la literatura inglesa aquellas hermanas Brönte que tomaban el té pudrosamente mientras en sus corazones encerraban tempestades y cuyas manos desataban rayos y truenos sobre las páginas arrancadas de acantilados y grandes mansiones llenas de terribles secretos .
Deberes de verano: volver a ver alguna de las versiones de Jane Eyre. Creo reordar que la de Franco Zeffirelli con William Hurt, Charlotte Gainsgorough y Anna Paquin me gustó realmente mucho.
Ya os contaré.
Te tengo que dejar una miniserie de la BBC con Toby Stephens (el hijo de Maggie Smith)que me parece una buena versión.
ResponderEliminarLa verdad es que la película de Cary Fukunaga me cabreó bastante. Quizás tendría que haberla visto con una mentalidad más oriental, deleitándome en lo visual y sin exigir pasión, dramatismo y un respeto riguroso a la novela.