No soy de los que miran un cuadro tratando de averiguar qué representa y "si está bien pintado o no" o si se parece al modelo.
No soy de los que escuchan una melodía e intentan apresarla en un estilo, un siglo, un "ismo", una fusión.
Ante el arte, me dejo llevar. Procuro no llenarme de palabras, definiciones, reglas.
Me coloco en modo "open" y simplemente, Siento.
Todo lo demás, viene luego, si llega.
Así pues, no sé si este es un film fallido, genial, irregular, original, pretencioso, o sí lo sé, pero no me importa.
Lo que sí diré es que mis sentidos han pasado unas fascinantes dos horas.
Sobre todo mis ojos y mis oídos, que, en mi caso, están muy cerca de mi corazón.
Las bellísimas imágenes encadenadas a un único tema musical demoledor.
La evocación de los sueños, la sugerencia de "lo otro".
Las metáforas visuales.
El presentimiento de una infinita tristeza y soledad como solo puede serlo la soledad de un planeta en el vasto cosmos, la de uno mismo en medio de los demás.
Lo íntimo y lo cósmico, ambos frágiles, ambos en el precipicio de la destrucción. A un instante del caos.
Mas momentos así, por favor, que te secuestran de la placidez.
Que te atrapan en las profundidades.
Que te siembran, de nuevo, la fructífera incertidumbre.
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