El músculo ignorante

Es probable que, de manera inconsciente, haya estado trabajándolo. No se bien cómo, no se bien cuándo.
Pero el caso es que, en las horas bajas, en esos paréntesis de miedo o incertidumbre, el músculo ignorante se pone en funcionamiento y libera su benéfica energía.
Me siento dotada de una fuerza distinta, de origen extraño, que me llena de una ingenua confianza y creo poder con todo, ignorante de mí, que desconozco lo que ese Todo puede ser.
Seguramente se deba a causas químicas, hormonas liberadas, encimas, reacciones inversas, qué se yo, pero el caso es que el músculo ignorante me rescata de la desazón y me deja como nueva para afrontar mis grandes o minúsculas batallas.

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