...y ellas siguen creciendo...



A pesar de mi transitorio abandono, en pos de una abducción creativa, dedicada, casi por entero, a esta fiebre incipiente y demoledora del inicio de los proyectos, ahí están ellas. Con su luz interior, con su vida paralela y ensimismada.

Crecen, constantes, sus raíces entre las piedras y las conchas, en los pequeños y milagrosos escenarios de su vida in door.
En casa. Fuera de su hábitat, me regalan su soplo verde de aromas y su savia misteriosa y benéfica.

Y esta lluvia nueva y renovadora me advierte que cede el calor, me recuerda que el otoño llega y, como en esa secuencia de Nottin Hill que recorre las cuatro estaciones, que el tiempo pasa.

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