"Farenheit 451" François Truffaut



Ante todo, hay que decir que se trata de un film de 1966 . Pero ha resultado tan cierta su predicción, que da miedo.
Aunque esto no es mérito del director, que adaptó la novela del mismo nombre de mi querido e imprescindible Ray Bradbury. Él, Ray, fue el visionario.

Ciertamente, François Truffaut no es un director de ciencia ficción y así lo demuestra. Tampoco entonces tenían los recursos técnicos e informáticos de los que ahora disponemos para recrear escenarios imposibles y actos que van en contra de la física.
Por eso, no os quedéis con los cuatro bomberos sobrevolando el horizonte en persecución del rebelde y montados en sus minúsculas navecillas propulsadas. Simplemente, Truffaut necesitaba bomberos arerotransportados y no dudó en colocarlos, recortados sobre croma, sobre el paisaje y sin ningún complejo.

Respecto al lenguaje formal, de acuerdo, muy desfasado, pero no estamos cerrando un bucle donde lo kish o vintage vuelve a resultarnos fresco?
A mi me gusta que los directores se mojen con la estética de su tiempo. Es cine de autor. No solo la propuesta, sino tambien la manera de decir ha de ser personal e impregnada de lo que vive el propio director. Y los creativos viven (vivimos...) mucho de los ojos.
Esta es una película roja sobre gris. Caliente pero no cálida, de perfectos interiores burgueses y acomodados. barrios residenciales de casas perfectas, trenes que circulan por el aire y personas organizadas, uniformadas y rutinarias. Formalmente, este mensaje se manifiesta de forma impecable.

Luego está la actitud. Y aquí tropezamos con el cine francés, y esa mirada gélida de actor maniquí, levemente conmovido por circunstancias que para un director italiano desatarían tremendas y gesticulantes escenas. Como Catherine Deneuve en "Belle de jour", otros poseen su cuerpo, pero su mirada, fría e inmutable, permanece ajena a su sometimiento.
Los actores son como maniquíes, sin embargo esto potencia la idea de alienación.

Y, por último, y vuelvo al principio, tenemos el mensaje. Esto es lo mejor:
Cómo una organización política llega a rechazar los libros, a eliminarlos, para preservar a los ciudadanos de tantas emociones "inútiles" y "perversas" que, indudablemente llegarían a hacerlos infelices.
(Qué atrocidad!)
Los bomberos son los encargados de hacer arder las páginas, las palabras, las historias... ante los ojos indolentes de los ciudadanos que no dudan en denunciar al vecino si éste se les cruza por alguna insignificante razón. "Mira mamá, los bomberos. Va a haber un incendio!"
Y las píldoras. Rojas para despertar, azules para dormir, blancas para afrontar contratiempos, para relajarse, para vivir en la inconsciencia...

Otra cosa buena: Volveré sobre la historia. Esta vez al libro.
El lenguaje Bradbury nunca dejará de sorprenderme.

Algún día os hablaré de él. Y del primer libro suyo que compré, presté a alguien que me lo devolvió al cabo de mucho tiempo manchado de café, alguien que, por cierto, acaba de rodar una película con Fernando Trueba, mira tú por dónde...

Un libro en el que escribí con una letra que apenas reconozco:

1 comentario:

  1. Caramba hace tiempo que regalé mi colección de Bradbury amarilleada por el tiempo. Lo leí y releí en mi adolescencia, no me cansaba.
    También he visto la película y comparto contigo ese análisis propio de la cinematografia de la época.
    A mi me impresionó que los libros dejaran de existir, pero hace tan poco tiempo que existen! Realmente la literatura ha formado parte del imaginario social, transmitiéndose y transformándose de época en época.
    De hecho, creo que hoy en día existe lo que se podría denominar literatura visual, multisensorial, ya que lo que leemos se funde con lo vemos en la pantalla... en fin todo enriquece.

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