En defensa de lo barroco


Si, ya se que siempre he dicho que soy mas de lo mínimo, de lo simple, de lo escueto.

Que reniego de la ostentación y lo afectado.

Pero a veces, en defensa de lo barroco, he de decir que hay piezas excesivas, únicas, grandes, que merecen un lugar en mi vida.

Esta sortija, grandilocuente y enorme, ocupa ahora un sitio entre mis pertenencias.

Porque es hermosa, porque me fue dada con amor y porque quiero mucho a la persona que me la regaló.

2 comentarios:

  1. Casi me entran ganas de decir que el Baldaquino de Bernini es divino (siempre me dió mucho yuyu)
    Pero quizás es que no podemos dejar de ser barrocos pese a que nos gusten las cosas sencillas y puras.

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