La ciudad era, al mismo tiempo, gélida y amable.
Al tiempo, nueva y vieja.
Unas veces Este. Otras, Oeste.
Ellas pronto se sintieron bien, a pesar del frío.
Deambularon sin prisa por plazas y calles junto al Río de aguas color plomo.
Hasta que las rodillas empezaron a doler, a causa del hielo y sus agujas
y cenaron en un italiano
y se alegraron de volver al sol,
a la luz y al calor.
Bis bald, geehrte Frau Ro... 😊
ResponderEliminarBis bald, Herr Wolf.
EliminarY qué más?
ResponderEliminarAufidersen!
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