El cuenco tibetano

Cómo ella me mostró la pequeña bolsa de tela 
con el bello estampado de árboles.

Cómo dejó, con manos cuidadosas,
el cuenco sobre un almohadón 
frente a ella.

Cómo inició
una sucesión de palabras
que entraban como una suave cascada
en nuestras mentes.

Cómo hizo brotar el dulce sonido
que se prolongó durante mucho tiempo
sorprendiéndonos 
con su hondura y persistencia.

Precisión.
Apertura.
Suavidad.

2 comentarios:

  1. Para ver lo que tú encontraste hace falta por lo menos la misma precision, apertura y suavidad en la mirada.

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  2. Bellísima interpretación...es pura visciencia...y afortunadamente yo estaba allí...

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