Una Labor Incierta


Entramos en el primer pico del calor.
El aire sube de temperatura y en las casas de nuestras madres empiezan a colgar batas multicolores y frescas tras la puerta del cuarto de baño.
Camisas de manga corta, prímulas, sandalias y helados. 
Solo faltan aquellas zapatillas "Pies livianos" de Doug Spaulding en "El vino del estío" que anunciaban, cada año, la llegada del verano.

Y como cada vez, desde hace mucho, este anuncio de color amarillo a mi me trae un soplo de otoño, un secreto mensaje de invierno.

Es el momento de empezar una labor de lana, aunque estén guardadas, desde hace meses en su cesto: alpacas y shetland, mohair y preciados restos de malabrigo y cachemire.

Necesito una labor incierta, ocupacional, repetitiva, confortable.
Despues de todas las obritas de handmade by Ro que tanto me piden, necesito algo abstracto, sin decisiones, sin rumbo objetivo.

Empiezo montando una cadeneta de 30 puntos y continúo dando vueltas en espiral. Cuando me apetece, cambio de color.

Qué será?
Un almohadón, una mantita de sofá, un cubre para los pies de la cama, una pequeña alfombra para Pipa...
No lo se.

Pero eso es lo mejor de todo.

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