Un fantástico "día de perros"

Mi familia y amigos "perrunos" me comprenderán cuando ilustre este post con un sonido:
Los lengüetazos vigorosos de un perro joven bebiendo tras un largo paseo...
Es un ruido vital, lleno de pasión por la vida.

El domingo fue un día de perros. Fueron paseos largos. Bajo el sol, con el eco del azahar y el sonido de las cigarras. Los perros viven el paseo como si fuera su propósito en la vida. Intensos, nerviosos, olfatean plantas y rastros ajenos como quien lee un libro de poemas por vez primera. Descubren la luna tras cada esquina y se cruzan con perros que, al instante, son amigos del alma o enemigos acérrimos.

Trotan, se separan del camino, investigan atajos y huesos y vuelven a tu lado, acoplándose un instante a tu paso, hasta el siguiente sonido, olor, hasta la siguiente llamada del bosque lleno de señales.

Mientras tanto, hablamos. Pero siempre nuestra conversación se interrumpe con risas. Un perro que se lanza al cauce de un pequeño río como si hubiera descubierto el agua y se sacude con fuerza. Y sonríe como solo sonríen los perros.

4 comentarios:

  1. No puedo evitarlo, son mi debilidad... En esos paseos que describes tan bien, la felicidad absoluta, como el de la foto, sonriente y con las orejas al viento.

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  2. Yo tambien adoro los "días de perros" y pienso que la gente que no ha experimentado ese sentimiento no sabe lo que se pierde. Un perro puede "arreglar" un día "para olvidar" y convertirlo en uno inolvidable.

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