"Manos que empujan" Ang Lee

Aunque hacía tiempo que la buscaba sin éxito, no había perdido la esperanza de encontrarla alguna vez.

Tenía varias razones para querer verla.
Uno: El protagonista es un anciano profesor de tai chi.
Dos: Me gusta el cine taiwanés, lo voy descubriendo y siempre me hace pasar buenos ratos.
Tres: Se trata de una película de Ang Lee, director de historias tan variopintas como la particular "Destino Woodstock", la bellísima "Deseo peligro", la siempre perfecta "Brokeback mountain" y mi adorada, y nunca vista el número suficiente de veces, "Sentido y sensibilidad" a las que tengo pendiente dedicar unas palabras en algún momento.

Y, además, para mayor cierre de círculo mágico, me la pasó mi profesor de tai chi.

Solamente un inconveniente que acabó siendo, creo, una ventaja. La peli estaba en versión original imposible de subtitular, así que la vi (porque lo que oí, fue como si nada) en chino.

Y esto es lo que puedo decir.
Dos personas viven en la misma casa. Un abuelo chino haciendo cosas que hacen los chinos: tai chi, meditación, comer en bol con palillos, pintar letras con tinta y pincel.
Una nuera americana que hace cosas que hacen los americanos: Trabajar ante un ordenador, una dieta tristísima, jogging al estilo Roky (estamos hablando del 1992) y, sobre todo, estar muy estresada porque no soporta al abuelo.
Algo bien difícil de entender porque es una presencia benéfica, serena, elegante.

Hay un plano exterior en el que se ve la casa y varias ventanas. En dos de ellas se recortan sendas visiones de cada personaje. La una, cocinando su pobre comida, el otro dibujando una hermosa caligrafía sobre un papel blanco. Son dos universos, dos idiomas, nada que ver.
A partir de ahí el desarrollo de la trama que se completa con un marido chino pero yuppie y un hijito chino que no habla bien ni el chino ni el inglés.

Como todas las películas de Lee, la historia está contada sencillamente y el trabajo de los actores parece su mejor trabajo.
Cuando no estás en el diálogo (ya decía Hitchcok que el diálogo ha de ser tan solo un ruido mas en la película y no tener mayor interés que el resto), cobran mayor importancia cosas como el lenguaje de la cámara, las distancias, el movimiento de los actores, los ambientes... y te esfuerzas en deducir qué es lo que todo esto quiere darnos a entender.
Cobra especial relevancia la expresividad de los gestos, los planos cortos, el lenguaje de las manos, las que empujan, las que acarician, las que curan, las que rechazan...
La película se ve como un todo, donde cada detalle cuenta y nada parece apresurado.

Me pide el cuerpo hacer un inciso sobre lo que supone el tai chi en mi vida, pero lo dejaré para otra ocasión. Es un tema en sí mismo.

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