Primeras conclusiones











Tras el remolino de expectativas, ilusión, trabajos y labores, improvisación, pequeñas decepciones, falta de tiempo, gente, familia, amigos, amigas, compañeros de tai chi, nuevas amigas y clientes, queda la tarea de valorar la experiencia por lo que fue y, sobre todo, por lo que he aprendido.

Hubo cosas muy buenas y algunas malas, pero, principalmente, que es algo que ya habré hecho por primera vez.
Ya he pasado la prueba de fuego y no ha ido mal. Vender mi producto entre puffs gigantes de lona y sillas hechas con casettes no era fácil y, sin embargo, lo hice.
Tuve que instalarme en un entorno oscuro, que me era bastante adverso y aún así, faltas de luz y visibilidad, mis piezas fueron miradas, estudiadas de cerca, valoradas y, al fin, compradas.

En pocos trazos fui definiendo las primeras líneas de quién es mi público, cómo posicionarme, cómo presentarme y como evolucionar. Ya por esto, mereció la pena.

Lo mejor: Las mujeres creativas y valientes, su ilusión, sus ganas y su forma de superar uno a uno los inconvenientes de esa carrera de obstáculos que ahora es también la mía.
Me alegro de haberos conocido, Lucía, Silvia, Pilar, Raquel, María, Paula y a las que no os ponga nombre y estuvisteis allí. Nos merecemos lo bueno que nos venga.

1 comentario:

  1. Pues claro que si, y ten por seguro que vendrán cosas nuevas y mejores para regalar al publico que se pasea, trabajosnuevos llenos de belleza y sonrisas.

    ResponderEliminar