Le Bon Marché. La Droguerie. Uno de los mejores escaparates del Bazar Parisino.
Cuando camino entre sus cajones y estanterías de madera oscura donde brillan los botones de nácar y las cuentas de cristal, los satenes y telas de liberty y los ovillos de lana... me siento en un lugar donde todo me llama.
Con una cierta sensación de angustia pienso qué puedo llevarme conmigo para mantener esa sensación de perspectiva, posibilidad, promesa...
Las dependientas, navegando entre las demás mortales, como sacerdotisas de Lo Hermoso, distribuyen dádivas de belleza en forma de pequeños alijos. Tesoros que eliges mirando con tristeza aquello que dejas atrás, como si en la gruta de Ali Babá te hubieras de llenar los bolsillos de joyas y te lamentaras pensando en lo que no te puedes llevar...
Exagero?
En absoluto. Quienes conozcan la sensación algo yonqui del eterno "necesito algo para hacer algo" me entenderán perfectamente.
Yo, por mi parte, dedico mi escaso presupuesto a esta maravilla de alpaca y seda con la que se que mis manos, mis sentidos y mi tiempo van a darse un festín.
Color azalea para llamar a la Primavera.
¿Qué has "cocido" con esta maravilla?
ResponderEliminarHola Glance, mira la entrada: La alpaca de París, en marzo.
ResponderEliminarEntenderás qué se siente al llevarla.
Color y tacto perfectos.