Hoy salgo por segunda vez.
Caminar por el río a paso de marcha durante una hora es uno de los ejercicios que, entre otros, contempla mi Plan de Tonificación de Estructuras Internas y digo bien: Internas.
Salgo de casa. Me reciben el frío y el ruido. El aire casi en blanco y negro de la mañana perezosa.
Los automóviles, como en un río, navegan en sus aguas de la prisa y el abatimiento.
Ya en la esquina, someto a mis oídos a ritmos altamente tóxicos.
El paso rápido requiere enérgicos impactos y entro en el conocido trance de la música electrónica.
Ante mi, el viejo cauce, una alfombra verde entre muros de piedra. Naturaleza a duras penas contenida.
Las nueve.
La subconsciente química neuronal se libera y no tardo en identificar los síntomas. El sol se torna contraluz, el camuflaje de los troncos, plata y oro, los jardineros que recogen la hojarasca con sus chorros de aire me parecen seres de otra galaxia. Unodos, unodos, unodos...Un puente, otro, otro, y la música sigue.
A mi alrededor otros corredores, ciclistas, paseantes, miradores de la mañana, contemplan, a su vez, el espectáculo musgoso y brillante, los charcos como espejos, la tierra y las briznas de hierba en las patas de los perros.
Yo documento en múltiples lecturas el mismo instante detenido.
Aumenta el ritmo cardíaco, un leve mareo. Alucinaciones...
Uodos, unodos, unodos...
"a quien se lo cuentes, no lo creería..."
El síndrome de Stendhal (también denominado Síndrome de Florencia) es una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión e incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son particularmente bellas o estan expuestas en grandes cantidades en un mismo lugar
A mi alrededor, otros corredores, cilistas ... "a quien se lo cuentes, no lo creería"
ResponderEliminarGracias.