
La Laguna Negra que era Blanca.
Tras una enojosa visión de urbanitas en versión “viajero de aventura” (absurdos palos de escalada, zapatilla multifunción, micropolares, forros térmicos, parafernalia que acaba siempre en un trastero…) abandonamos el trillado camino, nieve sucia, lo mas triste, barrizal en el aparcamiento, móviles, ruido…
Comenzamos el ascenso hacia la Laguna Negra, en un escenario de cedros y nieve, a ratos canadiense, a ratos jardín zen, brilla ahora la nieve como polvo de diamante al sol.
Tras una cuesta de un par de kilómetros aparece la prometida laguna y no es negra, sino blanca. Petrificada en el frío.
Contraste de luz pura y siluetas de árboles que resumen los matices de verde, tierra y azul en una imagen en blanco y negro. Un paisaje helado como de Ibsen, nórdico y secreto .
Me encanta como describes la laguna Negra que era blanca, me ha dado frio y he disfrutado del maravilloso paisaje. Si voy ire en verano
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